En el mundo moderno, la suplementación es vital debido a la disminución de nutrientes en los alimentos. Suplementos como Omega-3 y Vitamina D son esenciales. Cuando hablamos de suplementación en un mercado saturado de promesas, nuestro punto de partida es simple: la base siempre es la alimentación y el estilo de vida. La suplementación es una herramienta complementaria no es un atajo y puede ayudar en situaciones específicas (déficits, mayores requerimientos, metas clínicas concretas). Hay debate sobre la “pérdida de nutrientes” en los alimentos modernos: algunos análisis de series históricas muestran descensos en ciertos minerales y vitaminas en frutas/verduras por efectos de “dilución” (más rendimiento ≠ más densidad nutricional), aunque la magnitud varía por cultivo y contexto. Esto no invalida a los alimentos reales, pero sí subraya la importancia de calidad dietaria, variedad y, en algunos casos, apoyos bien indicados.
¿Cuándo considerar suplementos?
Deficiencias confirmadas o riesgo elevado (baja exposición solar y vitamina D; bajo consumo de pescado y omega-3). En estos casos, la evidencia respalda su uso para corregir el déficit y/o alcanzar ingestas objetivo.
Etapas o condiciones especiales (embarazo, deportistas de alta demanda, dietas restrictivas). La OMS y guías clínicas contemplan suplementación dirigida en grupos concretos, siempre dentro de programas de salud y con seguimiento.
Objetivos metabólicos definidos ( reducir triglicéridos en dosis adecuadas, bajo criterio profesional).
Como divulgadores científicos, promovemos rutinas simples y medibles: empezar por dieta real, sueño, movimiento y fotoprotección diaria; y usar suplementos cuando aporten valor demostrable, con calidad, dosis correctas y acompañamiento profesional.
longevidadhub.com/protocolo-de-suplementos